miércoles, 22 de septiembre de 2010

NO A LAS PAPELERAS, SI A LA VIDA

Consecuencias de las papeleras del Rio Uruguay

Contaminación del Río Uruguay: Residuos ácidos altamente tóxicos, Dioxinas y aumento de la temperatura del agua. (Sale hirviendo de las plantas, testimonio de habitantes de Aracruz- Porto Alegre). Impacto directo sobre la Biodiversidad (peces, aves, mamíferos).
Un gramo de Dioxina puede matar a un ser humano. Una de estas plantas derramarán y verterán al Río Uruguay 29 kgs. De dioxina por día.Estas plantas consumirán 1000 lts. Por segundo de agua (el bien más usado del planeta tierra a futuro) osea 3 millones de lts. Por hora y 86 millones de lts. Por día (esto es el consumo total de la población de Fray Bentos de agua en un mes).**Contaminación del aire**: Emisiones de azufre, dioxinas y furanos que producen cáncer y enfermedades respiratorias severas en la salud humana, cefaleas, dolores abdominales, conjuntivitis, faringitis, obstrucción bronquial, nauseas y vómitos, crisis de pánico – trastornos de sueño, anorexia (esto ocurre en la población de Valdivia por la planta de celulosa).
**Contaminación del suelo**:
¿Qué harán las papeleras con las 30 toneladas por día de basura
sólida (residuos) que producen? Y ¿Cómo harán para controlar los
afluentes líquidos vertidos al río y las emisiones aéreas de estas
dos plantas gigantescas que funcionarán las 24 horas del día? Las
plantas de Ence en España, y la Finlandesa en Valdivia no han sido
clausuradas a pesar de la contaminación y muerte que han producido.
Hay miles de testimonios de sus habitantes.
**Lluvia ácida**:
Por la acción de ella no podremos consumir ninguno de los
alimentos producidos en la región (verduras, cereales, miel, frutas
y carnes).
**Desaparición de los balnearios**:
Las aguas de los balnearios Las Cañas, Ñandubaysal y otros serán
contaminadas por los residuos tóxicos vertidos al Río Uruguay por
las “Papeleras más grandes del mundo”.
**Destrucción del Turismo de la región**:
No habrá balnearios, no habrá Corsodromo, ni carnavales, ni
temporada turística. Se perderán miles de puestos de trabajo por la
destrucción del medio ambiente en ambas orillas por el olor a “huevo
podrido”.
Por eso decimos NO A LAS PAPELERAS!!!


miércoles, 18 de agosto de 2010

La empresa niega que contamine

Es impresionante como se van generando mi­tos. Hoy con el tema de Uruguay cualquiera sale a hablar: Si suman que tiramos chicos crudos y hacemos celulosa con eso, alguien lo va a creer" Así responde los cuestionamientos Ignacio Le­rer, gerente de Asuntos Corporativos y Legales de Alto Paraná. Para él, salvo el mal olor ("que no es toxico", asegura), en ninguna de las otras quejas hay fundamento. "Hay muchos intereses , gente despedida que se fue mal", menciona. A su criterio, "no hay estudios epidemiol6gicos que demuestren los supuestos altos índices de enfermedades respiratorias, piel o cáncer. No son distintos al resto de la provincia".

Sobre por que Alto-Paraná usa el método ECF en lugar del TCF (el sistema pedido por los ecologistas), dice que no es por costos. "Es un tema de mercado. Hoy nadie paga por pastas TCE . Tienen menor calidad y resistencia." Ade­más, dice que "no hay diferencia en el resultado del tratamiento de efluentes entre el ECF y el TCF":

Martin Macjus es gerente de Operaciones de Alto Paraná. Dice que el líquido negro que se ve en el río es algo "absolutamente normal". "Sus parámetros físico-químicos y biológicos cum­plen legislaciones pertinentes." Según su expli­cación, el color responde a que en el blanqueo se remueve un residuo de lignina (componente de la madera) que da el tono oscuro. "Se podría disimular con un difusor por debajo de la super­ficie del rio", explica Macjus, quien asegura "que en esa zona del río hay muy buen pique".

Papelera Alto Paraná en Misiones, su contaminacion

El médico esta can­sado. En Puerto Esperanza la tem­peratura ya pasó los 40 grados. Pero no es eso. Así fue siempre el verano en este pueblo, a 58 kilómetros de Iguazú, en Misiones. El mé­dico, en rigor, se cansa cuando tiene que volver a decir lo mis­mo. Lo mismo que dice hace años, siempre en voz baja. Con la guardia levantada. "A uno le duele. Esta planta tendría que estar cerrada. Pero estamos maniatados por la presión del poder. Acá ya no hay monte, hay pinos. Hubo una época en la que los casos de abortos espontáneos estuvieron tres veces por encima de la media. Después vino el brote de lesma­niasis cutánea, que se contagia a través de un mosquito que apa­reció con el desmonte. Y ahora sigue. Hay muchos procesos alérgicos, enfermedades respiratorias. Y los casos de cáncer superan el promedio. No solo de pulmón: ahora tambien hay de páncreas." El medico esta harto. Pero muy cerca; sobre el río, la planta de celulosa Alto Paraná no para. A fin de año, otra vez, habrá producido unas 350 mil toneladas de pasta celulosa.

Puerto Esperanza tiene, se­gún el ultimo censo, 15 mil habitantes. Ahora, los cálculos dicen que hay unas 20 mil personas viviendo alrededor de un pe­queño trazado de calles con dos avenidas de bulevares cuidados, con plantitas y árboles bajos, sin sombra. EI Hospital de Área de Esperanza también es chico. La médica y directora del centro de salud, Liliana Chumen, atendió en una mañana a 15 chicos. La planilla no miente: cinco mamás llevaron a sus hijos por bronco­espasmo. "Hay muchos casos", confirma la doctora: Hay que investigar que lar­ga la planta. Pero nosotros no tenemos datos científicos. En marzo, vamos a empezar con un estudio. Vamos a comparar las enfermedades de Puerto Es­peranza con las de Puerto Rico, otro pueblo misionero que no tiene fabrica de celulosa. Yo se lo propuse a la empresa y ellos aceptaron; me dijeron que si hay que hacer un cambio lo van a hacer Quiero terminar con las sospechas, que se sepa a ciencia cierta que es lo que esta pasan­do", señala, mientras afuera, en los pasillos, aunque ya termino el horario de atención, siguen preguntando por ella.

Otras mamá esperan su tur­no para recibir los broncodila­tadores que les entregan gratis. Las farmacias no sienten tanto la competencia de la asistencia social de medicamentos: ellos también tienen entre sus productos más vendidos los aero­soles, que cuestan entre 40 y 60 pesos, y que ayudan a respirar.

Algo huele mal. Hay una mane­ra infalible de saber cuando va a llover en Puerto Esperanza, y también en Wanda a cinco kilómetros, y en Puerto Libertad, a diez. El olor a podrido avisa. Es fuerte y pasa de las fosas nasa­les al cerebro en segundos. Esos días, mejor no respirar. Pero cuando el tiempo está bien, y el sol pega fuerte, el vaho sigue ahí. Algo normal para la gente de la zona, que lo advierte pero lo soporta, como tantas cosas.

"Podemos decir que estamos casi acostumbrados al olor. Pero para quien viene de otro lado, hay días en que es difícil respi­rar. Es un olor fuerte, como a repollo podrido. Los técnicos de la planta dicen que no es no­civo, que solo es agresivo hacia el olfato. Y eso que ahora se re­dujo un poco, pero no pueden eliminarlo", señala el presiden­te del Concejo Deliberante de Esperanza, Pedro Medera, del Partido Renovador. Y agrega: "Vemos con preocupación que los casos de chicos con proble­mas respiratorios son frecuen­tes. Ayer estuvimos hablando con una pediatra que trabajo mucho tiempo en Eldorado, a 50 kilómetros. Y ella decía que aquí la cantidad de casos es impresionante . Mucho mayor que en Eldorado.

EFECTOS DE UNA PLANTA DE CELULOSA EN MISIONES

Alto Para­ná (AP) es la empresa forestal más importante de la Argenti­na. Fue creada en 1976 y estu­vo en manos argentinas hasta 1996. La compr6 Arauco, una sociedad anónima radicada en Chile.

Hoy AP tiene un patrimonio de 233.700 hectáreas. Maneja dos viveros, la fábrica de pasta celulósica de Puerto Esperanza, dos aserraderos, una planta de remanufactura y una fábrica de tableros de mediana densidad (MDF). Y asegura que opera se­gún "los estándares más altos del mundo en cuanto a calidad y protección del medio ambiente" .(Ver nota adjunta)

La planta de celulosa de Es­peranza, donde trabajan unos 400 empleados, tiene uno de los sistemas más modernos dentro de la decena de industrias simi­lares que hay en la Argentina. Según Greenpeace, allí se tra­tan los desechos y se produce la pasta, con un sistema parecido al que usarían Botnia y Ence en Fray Bentos, Uruguay Pero un mes atrás, los directivos de la compañía tuvieron que salir a desmentir una denuncia que señalaba que, a pesar de con­tar con mecanismos para tra­tar los efluentes, la fabrica tira los desechos por un conducto clandestino: sin someter los re­siduos industriales al proceso obligatorio. En Chile, también tuvieron problemas. En Valdi­via, la planta de celulosa fue cerrada temporalmente por las autoridades por una larga lista de irregularidades.


La entrada a la planta de pasta de celulosa de AP está a dos kilómetros antes de llegar a Puerto Esperanza. La calle asfaltada sale de la ruta 12. Los camiones pasan cargados de madera de pino. Y suelen tener suerte: no fallan a la hora de esquivar los baches certeros.

Ese mismo recorrido hizo durante 10 años Mario, que no se llama así pero que solo esta dispuesto a hablar si se mantie­ne su identidad en reserva. Es técnico químico y trabajó en la planta. "AP no hace nada por­que el Gobierno se lo permite y porque nosotros, que vivimos acá, también se lo permitimos. Todos dependen de la empresa. Es difícil. La empresa no nece­sita vigilancia, la propia gente cuida su pellejo", relata.

Mario ya recuperó la voz. Ase­gura que mientras trabajó en la fábrica tenía enfermedades re­currentes: fiebre, congestiones, y la voz, que se le iba.

La fábrica está bien resguar­dada. No se puede llegar por el camino: barreras y hombres de seguridad custodian la entrada. Y tampoco por ningún otro lu­gar. Hace un tiempo cerraron el camino de tierra que bajaba hasta el Paraná. Si una lancha se acerca por el río, es difícil que tenga suerte: también allí está todo bajo control.

Por si acaso, AP lleva adelante su campaña. Los carteles en las entradas de sus terrenos juran lealtad al ecosistema: "Nada es tan importante ni tan urgente que no pueda ser hecho con seguridad y cuidando el medio ambiente". Desde el aire, sin embargo, se puede ver la descarga negra que la planta tira al Paraná. Y también que esa descarga está río abajo.Dicen que si la fábrica tuviera la descarga de efluentes río arriba, y la toma de agua río abajo, el agua contaminada­ volvería a entrar a la planta y la empresa se vería obligada a purificarla.

“Así es el diseño en la planta de celulosa de Porto Alegre”, dice Mario.

La contaminación no solo se olfatea en el aire y multiplica sospechas en los centros de salud. En pleno monte misionero, no hay pájaros, Y a esta altura del Paraná tampoco hay peces. Las naranjas y pomelos, que antes crecían grandes y jugosos, ahora son frutas chicas que pa­recen deshidratadas. Todo eso pasa a pocos kilómetros del Par­que Nacional Iguazú, uno de los ecosistemas mas asombrosos de la Tierra. Así y todo, no hay es­tudios ambientales para hablar de las consecuencias de la insta­lación de la planta de celulosa y de las miles de hectáreas planta­das con pino. Omar Rodriguez, el intendente de Puerto Liber­tad, lo explica: "Lo concreto es que las autoridades de aplica­ción del control ambiental nun­ca exhibieron los resultados de un estudio ambiental. Nunca un tecnico del Ministerio de Ecología o del Ministerio de Salud de Misiones salio a responder a nuestras quejas con datos con­cretos. Desde todos los sectores hay reclamos, pero nunca dicen nada". (Ver nota adjunta)

Rodriguez también confirma la plaga de enfermedades. "Nos llama la atención la cantidad de gente que hay con cáncer; con enfermedades en la piel y respi­ratorias. Y hay muchos con mal­formaciones congénitas. Todo eso hace sospechar que hay algo raro en el ambiente." El inten­dente sabe de lo que habla: su hija es medicada para combatir problemas respiratorios.

Miguel Villalba, de Wanda, hace años lleva a cuestas un tratamiento para que su hija Be­renice pueda respirar. Los medi­camentos son caros y cuestan 500 pesos por mes. La suerte de Miguel, en todo caso, tiene dos pilares: forma parte de la pequeñísima clase media de la zona (en Puerto Libertad, el 95 por ciento es pobre) y tiene un her­mano alergista que le consigue los remedios a un precio muy inferior. Miguel agrega un dato fundamental: la plantación que alimenta la fábrica de celulosa.. "Los subcontratistas deAP usan veneno en las plantaciones para eliminar las malas hierbas y que los pinos crezcan rápido. Eso también contamina", explica.

En la zona neurálgica del ne­gocio de Alto Paraná, la gente habla mal de la compañia fores­tal. Pero, igual, todos, a su mo­do, tratan de llamar la atención. E intentan aprovechar el mo­mento, justo ahora que en Fray Bentos y en Gualeguaychú se discute sobre eso que ellos ya saben de memoria.

En el puesto de Gendarmería mas cercana a la planta de celulosa de Puerto Esperanza, , con el temible olor de fondo y los ojos irritados, un suboficial ha­bla por todos: "Escucho hablar mucho de Entre Ríos y de Uru­guay. Seria bueno que alguien se acuerde de lo que pasa acá, en Misiones"

martes, 10 de agosto de 2010

El desastre misionero




Grave contaminación ambiental donde opera la celulosa Alto Paraná, perteneciente al grupo chileno Arauco


Registros fotográficos de un habitante del municipio argentino de Puerto Libertad, situado en la provincia de Misiones (noreste), revelan un preocupante panorama ambiental en la zona, donde opera la empresa Alto Paraná, dedicada a la producción forestal y de celulosa y perteneciente al grupo chileno Arauco.
El desmonte, las aves muertas y los arroyos contaminados configuran una situación ambiental por demás delicada en tierras de Puerto Libertad situadas frente a un vivero de Alto Paraná. Un grupo de organizaciones sociales misioneras está evaluando qué tipo de acciones tomar al respecto.
El vecino Oscar Ortega, quien tomó las fotografías, envió una carta a autoridades del gobierno de Puerto Libertad, en la que les invita a visitar la zona y les exige una solución para evitar un mayor desastre ecológico, que ya afecta directa o indirectamente a la población del lugar. Vecinos y grupos ambientalistas ya han denunciado en otras oportunidades en Puerto Libertad situaciones de contaminación preocupantes.
Según el sitio web argentino El Paranaense, Ortega manifiesta en la misiva que está preocupado por la "situación ecológica de la zona", especialmente por los arroyos que se ven continuamente "contaminados y cubiertos de troncos y basuras que no les permiten desarrollar su curso natural".
Ortega advierte que existe el grave riesgo de que sean contaminados otros cursos de agua de la zona aún no afectados, por los trabajos de tala y reforestación que se seguirán practicando.
"El cordón ecológico que debería existir en las márgenes de los arroyos no se respeta", agrega el vecino misionero, que se lamenta porque "la flora y fauna silvestre han desaparecido totalmente y la fauna íctica (peces) también".
Ortega ensaya una explicación al desastre ambiental que vive Puerto Libertad. "Los agrotóxicos que usan (en Alto Paraná) para la fumigación son causantes de esta contaminación y sus consecuencias", asegura en la carta.
Alto Paraná, que tiene una planta de celulosa en Misiones, abastece al 50 por ciento de la industria papelera de Argentina.